martes, 28 de febrero de 2012

L'Affaire Dreyfus - una historia de espías a finales del S.XIX

Ah! L'Affaire!!!!
Baste una imagen para representar lo que supuso el "asunto" Dreyfus en la sociedad francesa desde 1894 hasta la primera Guerra Mundial, dividiendo Francia entre "dreyfusards" y "antidreyfusards" (Traducción de la viñeta: una cena en familia... sobre todo, no hablemos del Affaire Dreyfus... ya lo han hablado")


Dreyfus fue un oficial francés de origen judío al que se acusó de espía. En septiembre de 1894 una mujer de la limpieza, mirando los papeles de la basura de la embajada de Alemania (hay que ver lo pulcra que era la señora, ¿no sería también espía?) descubrió informaciones secretas de la repartición de las tropas que protegían la frontera franco-alemana (para situarnos en contexto tenemos que hacer mención a la guerra franco-prusiana de 1870). La investigación de los hechos concluyó que la letra correspondía al oficial Dreyfus, casualmente de origen judío. Dicho y hecho, encerraron al oficial en la prisión, lo condenaron culpable de alta traición mandándolo preso de por vida, ahí es nada, a la Guayana Francesa, específicamente a la Isla del Diablo. Eso sí, antes, lo degradaron de rango rompiéndole la espada públicamente, tal y como muestra la siguiente imagen de época, publicada en el Petit Journal. 


En Francia, la familia de Dreyfus pelea por su inocencia. El país comienza a resquebrajarse entre partidarios y detractores: que si hay un error judicial, que si las pruebas no están claras, que si callao estás más guapo (por algo en Francia denominan al ejército como La Grande Muette)... Y entonces, el ya conocido Zola decide tomar partido y escribe: J'accuse...! en el periódico republicano L'Aurore. Resultado: un año de prisión y el pobre Zola que prefiere retirarse al exilio en el Londres de Jack el Destripador (sin tener ni papa de inglés, el mozo lo pasó un poco mal). 



En 1898 un nuevo escenario cambia el destino de L'Affaire: el corone Henry, no se sabe si por presión social o por remordimientos (ya que sustituyó a otro coronel que había encontrado pruebas sobre la injusticia de la inculpación) decidió escribir una carta abierta al Ministerio de la Guerra confesando haber fabricado pruebas falsas para acusar a Dreyfus. Después, se cuelga en la celda en la que lo encierran. Esterhazy, un oficial cuya letra se parecía bastante a la encontrada en los documentos que traicionaban al Estado, coge las maletas para Holanda. Los amigos de Dreyfus vuelven a tomar la carga y la Justicia acepta la demanda de revisión. Veredicto del proceso de Rennes: "culpable en circunstancias atenuantes". Ninguna de las dos facciones se queda contenta. La lucha continúa y hasta 1906 no se declara finalmente inocente a Dreyfus. 

Total: 12 años de tira y afloja, el pobre Dreyfus perdido en la isla del Diablo en la Guayana Francesa, Zola un año exiliado en Londres y aún así  los "dreyfusards" (derechones, católicos radicales, militares) seguirían con la canción hasta bien entrado el S.XX.

Zola murió en circunstancias extrañas que nunca se han logrado aclarar: una asfixia, causada por las emanaciones tóxicas de su chimenea. ¿Accidente o asesinato? Lo cierto es que Sir Arthur Conan Doyle podría haber enviado a Sherlock Homles a estudiar el caso y hubiese escrito una novela inquietante.



2 comentarios:

  1. Me encantó la información del caso Dreyfus. Me será de mucha ayuda ahora que leeré A la busqueda del tiempo perdido.
    Y creo que en algún momento de mi vida tendré que darme el lujo de leer todo Les Rougon-Macquart...
    Saludos

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  2. Yo también lo tengo pendiente. Me lo leí en versión "bande dessinée" pero creo que perdí muchos detalles... Ya me contarás si te gustó. Un saludo

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